EEUU y la lucha contra el cambio climático (I)

Si bien la guerra de Irak y los abusos que allí se producen ha colocado a Estados Unidos en el centro de las críticas internacionales, otro de los aspectos que más ha contribuido a que la administración Bush se gane la antipatía del resto del mundo es la actitud mantenida con respecto a la protección del medio ambiente, en concreto, a la lucha contra el cambio climático en el planeta.

Ya desde los primeros años noventa, EEUU rechazó o arrojó serias dudas sobre el hecho de que el cambio climático se estuviera produciendo y que éste tenga su origen en la actividad humana. No ha ratificado el Protocolo de Kyoto, a pesar de ser parte negociadora, y se ha dedicado a poner trabas a la entrada en vigor del mismo así como a desarrollar una iniciativa propia a la que intenta atraer a otros Estados, al tiempo que pretende alejarlos de los compromisos de Kyoto, debilitando éste con ello.

Un mes después de haber iniciado su primera presidencia, George W. Bush rompió una de sus promesas electorales en virtud de la cual se comprometía a poner freno a las emisiones de dióxido de carbono provenientes de las centrales eléctricas . Esta medida provocó amplio malestar tanto dentro de EEUU como entre otros Estados, en concreto entre las quince naciones que formaban la Unión Europea de entonces, la cual ya estaba fuertemente comprometida y se había erigido en firme defensora de la lucha contra el cambio climático. En este sentido, nueve días después de haber anunciado su decisión, la UE le remitió una carta en la que condenaba su acción y le desafiaba a tener el “valor político” necesario para afrontar la crisis climática. Seis días después de haber recibido la carta, Bush retiró a EEUU del Protocolo de Kyoto.

Con esta acción, el Presidente Bush no sólo manifestaba de manera inequívoca su desdén hacia la cuestión del medio ambiente sino que evidenciaba cual iba a ser el principal argumento que se iba a esgrimir para sustentar la decisión ante su propia opinión pública y ante terceros. En palabras de su secretario de prensa, “no es lo mejor para la economía de Estados Unidos”, y es que ningún otro Estado ha hecho más uso del análisis económico para fundamentar sus posiciones negociadoras y sus decisiones políticas.

A la vista de estas consideraciones iniciales, este es el primer post de una serie en los que se va a analizar que es lo que subyace bajo esta postura aparentemente intransigente y reactiva; cuáles son los fundamentos sobre los que se asienta; las consecuencias que tiene sobre las relaciones con terceros Estados y en especial, sobre la relación transatlántica con la UE; la situación actual tras la cumbre de Bali; y lo que se puede esperar del próximo presidente de los EEUU a la vista de los programas con los que se presentan los candidatos durante la fase de primarias.

Indicar que es mi intención publicar un post cada dos o tres días hasta completar la serie. Salvo variación de última hora, la secuencia de temas que trataré será la que sigue.
+ El debate sobre el cambio climático y las evidencias científicas
+ EEUU, Bush y el Protocolo de Kyoto
+ La brecha trasatlántica en medio ambiente; las diferencias con la UE
+ El estado actual de la cuestión
+ Prospectiva: el futuro presidente de EEUU
+ Conclusiones finales
Espero que os interese el asunto y que, compartáis o no el enfoque, reciba vuestros comentarios.

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